| El Cr. José Pedro Damiani solía decir que "lo importante es el dinero, porque la salud va y viene", en su clásico tono irónico marca registrada. Y el sábado 25 de agosto de 2007, la salud lo abandonó definitivamente sin pactar el viaje de retorno. | EN FAMILIA. El contador Damiani junto a su esposa Gladys Sobrero y su hijo Juan Pedro. | | Pasaron exactamente 85 años, 10 meses y 15 días desde aquel 10 de octubre de 1921 cuando el pequeño José Pedro llegó al mundo para completar una vida atiborrada de aventuras, desafíos y responsabilidades que supo asumir en las múltiples y muy variadas actividades que encaró. Fue un exitoso dirigente deportivo, un destacado hombre de negocios y un trotamundos. Gastó 27 pasaportes descubriendo los lugares más recónditos del orbe, con su inseparable habano en la boca y su whisky escocés ("hielo con color", como le gustaba llamarle) en la mano. A los 20 años probó el primer habano y nunca más lo largó. Algo parecido sucedió con la bebida, porque "las copas ayudan a razonar, si se toman con moderación", según repetía siempre. Dueño de un amplio repertorio de frases pintorescas y un anecdotario riquísimo, Damiani fue siempre centro de atención donde fuera que estuviera. Esposo de Gladys Sobrero -con quien se casó el martes 13 de abril de 1950 tras 8 años de noviazgo- y padre de cinco hijos: Verónica, Magela, Patricia, Gabriela y Juan Pedro, tuvo gestos de lealtad y respeto poco conocidos. Cuando murió su tío Juan Martínez, quien lo insertó en el mundo bancario, usó por 20 años corbatas negras en señal de luto. DAMIANI, ESTUDIANTE
A los 7 años, el destino le daría uno de los golpes más duros de su existencia, al arrebatarle a su homónimo padre. Su madre, Amelia Martínez, cobraba una pequeña pensión, por lo que en la casona ubicada en Maldonado e Ibicuy, en el barrio Palermo para él (aunque le porfiaran que era el barrio Sur), donde también vivían sus hermanos Marcos Juan (mayor) y Amelia (menor), si bien las necesidades mínimas estaban cubiertas, no sobraba nada.
Juan Pedro completó su escolaridad en la enseñanza pública. Fue a la escuela 121, para después pasar al liceo 3 y luego al Miranda, donde comenzó a estudiar de mañana y terminó en el turno nocturno para poder trabajar. Mientras cursaba la Facultad, jugaba al básquetbol en Sporting y al fútbol en la Liga Universitaria, siendo golero de Ingeniería. A esa altura, trabajaba en la agencia marítima Houlder Brothers y salía 5 minutos antes de la Facultad para llegar 10' tarde al trabajo. Como todos sabían la necesidad que tenía de cumplir con ambas cosas y el empeño que ponía para hacerlo, no le ponían objeciones. Ese empleo en la agencia fue el primero que tuvo y lo heredó de su hermano, quien consiguió uno mejor. Los primeros sueldos eran volcados enteramente a su hogar, pero con el correr de los años, se dio espacio para abrir una caja de ahorros en el Banco República.
Cuando avanzó en los estudios, se afilió a una cábala: ir a rezar a una iglesia del Cordón antes de cada examen. Además, llevaba siempre una estampita de Santa Rita ("la protectora de los imposibles") en su billetera. Con ese método y su capacidad salvó todos los exámenes, excepto uno: el de Contabilidad Bancaria, vaya ironía del destino. Ese día no pudo ir a la iglesia y lo bocharon. Finalmente, en 1949 se recibió de contador público y puso su primer estudio en la calle Misiones.
DAMIANI, DEPORTISTA
Paralelamente a su carrera de contador, Damiani practicó varios deportes. Llegó a inscribirse en un campeonato de boxeo para novicios en la Asociación Cristiana de Jóvenes, pero luego de ganar una pelea llegó a su casa empapado en sangre -a causa de un cabezazo recibido en pleno combate- y tras los siete puntos de sutura que debieron darle, su madre no lo dejó pelear más. Más adelante, tendría su propia Academia de Boxeo, llamada Wilson Boeing Club.
Empero, su corazón estuvo dividido por una trilogía de pasiones. Se identificó con los colores de Peñarol en el fútbol (ver recuadro aparte), Sporting en basquetbol, y posteriormente los del stud Sporting Club en el turf.
Jugó en la reserva de Sporting, pero al ver que no tenía lugar en primera se fue a Defensor. Luego regresó a Sporting, de donde se retiró en 1949 tras ser suspendido por agresión, pasando ser delegado del club. Al año siguiente, viajó a Buenos Aires como delegado de la Federación Uruguaya a impugnar el mundial de basquetbol que estaba a punto de realizarse, porque -según esgrimió- no había libertad de prensa. Pero su petitorio no tuvo andamiento y el evento terminó desarrollándose.
En Sporting fue ascendiendo hasta llegar a ser presidente. En dicho cargo, implantó la incorporación de jugadores extranjeros, siendo el recordado panameño "Mago" Rivas uno de los primeros. Incluso llegó a comprar un hotel en la rambla de Pocitos para darle alojamiento a los basquetbolistas que llegaban del exterior (y también del interior). Después, cuando ya no quedó ninguno, lo vendió.
Los "burros" fueron otra de sus pasiones. En Buenos Aires compró sus primeros caballos de carrera: "Farsalia" y Gaillard". A partir de allí nació el Stud Sporting Club. A sus caballos, les ponía nombres de jugadores de Sporting. "El Guanaco", por Héctor Costa y "Ché Bartolo", por Bartolo Rodríguez, son dos ejemplos. "Pa' los bolsos" fue otro equino con nombre dedicado que causó conmoción. Llegó a tener 43 equinos en su stud, que se caracterizaba por la chaquetilla azul con franjas blancas, por la camiseta del club de basquet. Su caballo favorito fue "Mono Alejo", bautizado en honor a Alejo González Roig, histórico capitán de Sporting.
Damiani también fue dirigente del Jockey Club y candidato a presidente, aunque nunca accedió al cargo máximo. Sí ejerció la presidencia de la Comisión Administradora.
ESTUVO EN OCHO JUEGOS OLÍMPICOS
Damiani integró la delegación uruguaya en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 (delegado del basquetbol que llegó al bronce), Melbourne 1956 (como presidente de la delegación), Roma 1960, Tokio 1964, México 1968, Munich 1972, Montreal 1976 (delegado de boxeo) y Los Ángeles 1984. En el medio, solo faltó a Moscú 1980, por el boicot que Estados Unidos le hizo a los Juegos y que tuvo la alianza de Uruguay, entre otros países.
DAMIANI, POLÍTICO
Fue miembro titular de la Convención Nacional del Partido Colorado y en 1984 fue candidato a la Intendencia Municipal de Montevideo por dicho sector político. Integró la lista 1.123, que postuló a la presidencia a Jorge Pacheco Areco. Fue quien obtuvo más votos, pero por la ley de lemas la victoria quedó en manos de Aquiles Lanza, de la Lista 15. Enseguida Damiani fue elegido vicepresidente del Banco República por Julio María Sanguinetti, flamante presidente de la República, tras contar con el aval del Senado. La presidencia fue para Federico Slinger. Después, cuando Luis Alberto Lacalle (del Partido Nacional) asumió la presidencia del país, ratificó a Damiani en el cargo. Por eso llegó a diez años ininterrumpidos en él.
DAMIANI, BANCARIO
Ingresó al mundo bancario a través de un tío que lo nombró síndico de una casa bancaria llamada Aldave y Martínez (sita en Ituzaingó y 25 de Mayo) cuando tenía adelantada su carrera universitaria. Después entró en el Banco del Hogar Uruguayo, que pasó a llamarse Banco del Este, del cual llegó a la presidencia.
Con 35 años, abrió una sucursal en Argentina, algo poco común en la época. Llevó personal uruguayo al que trasladaba en avión los lunes y devolvía los viernes. Después vendió la mayor parte del Fondo de Comercio del banco a un grupo inversor y siguió su trayectoria a Panamá, donde manejó dos bancos, junto a socios españoles. En uno de los 6 viajes anuales que debía hacer a Madrid para poner en orden las cuentas de ambas financieras, se hizo socio del Real.
Damiani fue tejiendo innumerables conexiones, que lo llevaron a ser presidente de la Cámara Argentino-Uruguaya de Comercio durante 8 años y distinguido como Ciudadano Rioplatense, lo que le permitía viajar entre ambos países sin mostrar otra documentación.
Fue también coordinador de todas las sucursales del Banco Río de Argentina, y el gobierno de la República de Panamá le otorgó la "Gran Cruz de Balboa" en el grado de Gran Oficial.
A su extenso currículum, se le agrega que fue director del Bladex (Banco Latinoamericano de Exportaciones), que tiene base en Panamá, que ejerció la presidencia de la Cámara de Comercio Uruguayo-Panameña, que fue presidente del Panathlon Club de Montevideo y Gobernador del Distrito regional (Uruguay, Argentina, Chile y Perú), que fue representante del área deportiva del Comité People to People de Estados Unidos, miembro del Bureau Central de la Federación Internacional de Basketball Amateur (Munich) y del Bureau Central del Comité Internacional de Mini Basketball de Madrid. Por si fuera poco, fue condecorado con la Orden del Mérito del Fútbol Sudamericano en el grado de gran Collar extraordinario, por parte de la Conmebol.
Una vida transformada en leyenda a partir de su muerte. Dicen los que estuvieron cerca de él hasta los últimos días, que su mente nunca perdió la lucidez característica, pero su cuerpo dijo basta. Así Peñarol perdió a una de las figuras más importantes de su historia..
SU HISTORIA EN EL CLUB Accedió a la presidencia de Peñarol en 1987 | Su adhesión a Peñarol no se generó por tradición familiar. La sede (ubicada en Maldonado y Durazno) estaba cerca de su casa, por lo que la frecuentaba con asiduidad | RECONOCIDO. Rodeado de grandes figuras aurinegras como Pablo Forlán. Omar Caetano y Alberto Spencer. | | . Al principio, cuestionaron su participación en el club por ser dirigente de Sporting, por lo que ayudó desde afuera, sin integrar el Consejo Directivo. En 1966 se presentó contra el Cr. Gastón Güelfi y Washington Cataldi a las elecciones, prometiendo traer hasta al alemán Franz Beckenbauer, en un programa de gobierno irrealizable, según sus propias palabras. Perdió 10 a 1, pero igual ingresó al club por la oposición, desde donde se fue ganando un lugar poco a poco. Se recuerda especialmente su desempeño como tesorero, cargo en el que le llovían elogios por la capacidad que exhibía a la hora de manejar las finanzas de la institución. En 1977, volvió a probar suerte contra el oficialismo que lideraba Cataldi, pero con el mismo resultado de antes. La hora de Damiani llegaría recién en 1987, cuando por fin accedió a la presidencia. Contrató como entrenador principal al maestro Oscar Washington Tabárez, que dirigía la selección juvenil de Uruguay, y apostó a un plantel joven por la acuciante situación económica que vivía Peñarol. "Llegué como bombero para apagar el incendio", definió.
Y ese año terminó levantando la quinta Copa Libertadores de América, la última que ganó la institución. En 1991, perdió con Cataldi la elección del "centenario", y el propio Cataldi lo propuso como presidente honorario, algo que refrendó la asamblea de socios. Damiani reapareció en 1993 con el apoyo de Cataldi, para comenzar a gestar el histórico quinquenio que quedó sellado en 1997. A partir de allí, no abandonaría más el sillón presidencia.
DR. JULIO MARÍA SANGUINETTI “Figura rutilante del deporte y la sociedad uruguaya” | En el Cementerio del Buceo, como ocurriera en su despedida del Palacio Peñarol, la gente recibió con un emotivo aplauso el cuerpo del Cr. Damiani. La oratoria la abrió el Dr. Julio María Sanguinetti, quien expresó: | ORATORIA. El Dr. Julio Ma. Sanguinetti hizo uso de la palabra: “No habrá ninguno como él”, dijo. | | "Hasta ayer, Damiani escribió la historia de Peñarol. Hoy pasa a integrarla en su mayor sitial. Culminando un medio grande siglo del fútbol uruguayo y en nuestra enseña. Esos 50 años que comienzan en el '59 con Guelfi - Cataldi y a partir del '69, la presencia permanente del Cr. Damiani. El contador, tal cual se le conoció siempre. Diecisiete años presidente de Peñarol. El ciudadano que ha tenido más años ese honor y esa enorme responsabilidad. El que tuvo la gloria de vivir el segundo quinquenio, que construyó con su esfuerzo, su pasión, sus actos. El que celebró la Copa del '87 y el que vivió, también, las adversidades de un club que, como todos, han tenido que vivir esa extraña dicotomía, de una actividad deportiva que se había globalizado, antes de que el mundo se diera cuenta, de que se estaba globalizando todo, su economía y su sociedad. Un fútbol que era difícil sustentar.
"El hombre de las finanzas. Contador, profesional brillante. Pionero en la reorganización de sociedades anónimas y sociedades financieras. Director de Bancos en Uruguay, Panamá y Argentina. Hombre del comercio. Figura relevante en todos esos territorios y escenarios. Siempre con creatividad, audacia, espíritu, personalidad y honradez cívica.
"Paralelamente la vida en el deporte. Como deportista él mismo, basquetbolista. Más tarde dirigente, presidente de Sporting, vinculado a Peñarol desde sus inicios como miembro de la Asamblea Representativa y a partir del 69, ya como dirigente, para ir cumpliendo todas esas etapas en una vida plena, en una trayectoria vital, que hoy pone un punto y coma, porque no añadirá más hazañas, pero sí seguirá vigente en los recuerdos, en las evocaciones, actos, decisiones...
"Damiani fue el contador. Quién puede ignorar su protagonismo. Donde estuviera, era el protagonista. Donde fuera era el centro de la reunión. Su habano, su vaso de whisky, sus chistes, dichos, ocurrencias, su tamaño, voz, todo lo cual lo hacían, siempre, distinguible. Donde estuviera, se sabía que estaba el contador Damiani. Y se sabía que de allí iba a salir algo distinto. Algo iba a hacer que era diferente. Algo iba a ocurrir que no era lo trivial, porque nunca transitaba los caminos de la regularidad y la rutina. Un jugador extraño que iba a venir, un pase, una contratación, una decisión, una ocurrencia en una radio, que comentaba todo el país por varios días y que a veces provocaba un debate, pero empezaba otro, el que no rehuía, porque su vida de protagonismo hacía eso. Como ha sido normalmente la vida de los caudillos. Nuestro país se hizo así. Acuerdos y desacuerdos entre caudillos, entre grandes figuras, que son las que construyen la gloria de las instituciones.
Y en ellas aparece este contador, con esas iniciativas. Un día un monumento a un jugador, una cosa extraña, que algunos cuestionaban, pero que simplemente deberíamos cuestionarnos todos el no haber hecho más monumentos a tantos que los merecían. Cosas, siempre producto de un espíritu inquieto, rebelde, a quien todos vimos, de algún modo, luchar y rebelarse también ante las adversidades de los últimos años, de los últimos tiempos. Esos más de 80 años que vivió a plenitud, muchas veces abusando de su propia vigorosa condición física, para ser ese contador Damiani, insustituible, hecho con un molde que con él termina. Figura rutilante del deporte y la sociedad uruguaya, en la profesión, en la vida política también. Un particularísimo y queridísimo y bien votado candidato a la Intendencia, en su momento.
Un director del Banco de la República. Una figura que llenó la vida cívica nacional a lo largo de un largo medio siglo en el que representó tantas cosas y, sobre todo, una singularidad, podrá integrar un gran sitial con muchos otros, en la vida cívica y deportiva, pero es irrepetible. Ninguno como él".
NO HABRÁ OTRO IGUAL
El pueblo, la gente, le rindió homenaje al Cr. José Pedro Damiani, que falleció justo en el "Día de la Independencia". Creció en un hogar humilde y concurrió a las dos universidades, la de la República y la de la calle. Se convirtió en un ganador en la vida, no importa lo que encarara.
Tuvo reconocimientos en el ámbito local y mundial, como profesional y hombre del deporte. Supo ganar amigos y enemigos por su forma de ser. Pero ayer, en su despedida, todos dijeron presente.
Desde niños y jóvenes, hasta hombres que peinaban canas, políticos, profesionales y deportistas, todos mostraron el mismo sentimiento, estar en el adiós del contador. Hubo lágrimas y aplausos, pero por sobre todas las cosas, respeto por la figura del contador.
Y en la despedida, estuvo presente la plana mayor dirigencial de Nacional, encabezada por el presidente Ricardo Alarcón.
Se fue el contador, no habrá otro igual. |
DR. JOSÉ LUIS CORBO “Renaceremos en cada primavera...” “Hoy la Asociación Uruguaya de Fútbol, Confederación Sudamericana de Fútbol, por especial encargo despide físicamente a un ser humano que, como decía el Dr. Sanguinetti, todos conocimos como el contador. Hay quienes la vida pasa por ellos. Al decir de José Ingenieros, somos los hombres mediocres. Hay otros, que ellos pasan por la vida, que la construyen, crean, en concordancia o discrepancia con los otros. | SALUDO. El presidente de Nacional, Ricardo Alarcón, se hizo presente. | | Damiani fue uno de estos últimos. Tuve con él circunstancias de discrepancia, pero también instancias de concordancia que me hicieron comprobar qué calidad de humano había en esa figura que imponía, detrás de ese vaso y ese habano. Por eso, en estos momentos tan particulares le decimos a Ud. señora, a sus hijos y a sus nietos, a todos los peñarolenses, deportistas, contador, por haber creado en la vida va a seguir, también, después de su desaparición física. Y como tantas veces lo dijo, habrá quienes seguirán su camino y permitirán siempre, reafirmar, mirándolo el "Loco Vinagre" y también contemplando el "Loro Quinquenio", que con Ud. seguiremos siempre con la esperanza de que no sólo Peñarol, sino todos los que lo vamos a emular, renaceremos en cada primavera. Que descanses en paz, contador", Dr. José Luis Corbo, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol. JOSÉ CARLOS DOMÍNGUEZ
"Vamos a hablar del contador Damiani, el prohombre de la sociedad uruguaya. El hombre que como bien se dijo, un día incursionó en la política, no por necesitarlo, sino porque la sociedad lo necesitaba. Siempre al servicio de la gente. Podríamos hablar de aquel hombre en sus destinos del deporte, donde en el boxeo apoyaba a los más humildes. Donde Dogomar Martínez nos comentó cómo atesoraba un regalo que le había traído el contador, hace 45 años, un guante de boxeo que era una radio y ocupaba un lugar muy especial porque fue un regalo del contador", comenzó diciendo José Carlos Domínguez, secretario general de Peñarol.
"Hablar del turfista Damiani, el deporte de los reyes. Con esas cosas increíbles, 8 Olimpíadas como representante de Uruguay. Trajo medallas. Hoy recordábamos con sus hijas el famoso boxeador Dale Cuero. Solito se trajo una medalla y no tenía una sola persona que lo aplaudiera. Y le puso al mejor pura sangre que tenía, el nombre de Dale Cuero. "Porque cuando entre en la recta final, vamos a hacer que todo el hipódromo empiece a gritar, "Dale Cuero, Dale Cuero...", decía el contador.
"Podríamos hablar de su querido Sporting, el que lo defendió en la cancha y desde la presidencia. Y ya hace más de 40 años se le ocurrió formar un equipo de tal magnitud, que la gente del deporte y del baloncesto miraba con asombro cómo venían los Arrestia de Salto, los Koster de Mercedes, cómo iba conformando aquel equipo para traer al mejor panameño a nuestro país.
El panameño Rivas, "El Mago" y como no alcanzaba, trajo al técnico campeón del mundo, Canela. Hasta fue invitado y jugó con Real Madrid, en España. Era la fiesta del Real Madrid, pero era tan grande, tan gigante, ganador, que le amargó la fiesta a los madrileños porque Sporting le ganó al Real en España.
"Podemos hablar del hombre del deporte, del fútbol. Cuando encuentros y desencuentros en la política interna de Peñarol, pero por amar a su Peñarol. Cuantas luchas entre Cataldi - Damiani y Damiani - Cataldi. Pero Damiani es presidente honorario del Club Atlético Peñarol, porque la propuesta a la Asamblea General la mandó don Washington Cataldi, presidente de Peñarol...
"En ese habano encendido, en ese té con hielo que él tomaba, nos hablaba y comentaba de lo que había significado Gastón Güelfi en la vida de Peñarol. De lo que le había sucedido a él, el impacto emocional, enterado de la muerte de un presidente de Peñarol. Y mirá vos contador, hoy nos pasa a nosotros esto... Se nos va parte de Peñarol. Se va una de las páginas más gloriosas, históricas, queridas, de Peñarol. Pero esta ausencia es presencia.
"En la sociedad, fue condecorado por los gobiernos de Panamá por la Confederación Sudamericana de Fútbol, que a propósito, el vicepresidente de la CSF nos hacía llegar no solo las palabras del presidente de la Confederación, sino la disposición, porque es un grande de la historia y del deporte americano. Su amistad con Havelange. Vivimos cosas increíbles. Estar en los 100 años de la Asociación Uruguaya de Fútbol, a un costado, por dificultades para movilizarse y entró el presidente Blatter, de la Fifa, cambió el rumbo y fue a saludar a Damiani. Lo mismo sucedió con Havelange, Grondona, Leoz, fueron todos. No había nadie que no fuera a abrazar al hombre más importante, al monumento y ejemplo de vida.
"... Quiero hablar de Damiani amigo, esposo, padre y abuelo. Qué les diría ahora, en este momento: 'No se mortifiquen, muchachos. No sé como hace mi señora para bancarme tantas cosas'...
"Las hijas, cuánto amor por las hijas. Cada una con un matiz distinto y diferente... Porque tiene razón el sacerdote que ayer nos habló, este no es el adiós, es entrar a la vida eterna. Está viviendo, está en el reencuentro. Y en esas cosas que hablaba de su querido hijo, Juan Porfin, claro, una hija, otra hija, otra hija... y apareció Juan. Y fue al Juzgado y le preguntaron, cómo le va a poner, "Juan Por fin" y le pusieron Juan Porfin, tuvo que ir a cambiar para que le pusieran Juan Pedro. Las cosas de Damiani.
EL ADIÓS AL CONTADOR Los de la Ámsterdam también lloran | Fue la tarde en la que al hincha de la Ámsterdam poco le importaban los fracasos de su cuadro en los últimos años, ni los seis goles que sufriría en el debut de este torneo. | HOMENAJE. Un emotivo aplauso cerrado para Damiani en el minuto de silencio. | | Era el día en que al "manya" de ley no le interesaba si el presidente había sido el culpable de esas frustraciones o el líder de una batalla librada contra los dueños del fútbol, que habían declarado la guerra contra el Peñarol de Damiani.
Fue el domingo en el que la congoja unió al socio que votó siempre al contador y al que le negó sistemáticamente su apoyo.
Fue la tarde en la que lloró la Ámsterdam, la tribuna del Peñarol de Damiani, la de los becarios.
“NO PODÍA FALTAR”
De los peñarolenses con quienes dialogamos en la tribuna del pueblo nos quedó grabada una frase de Juan Ángel, un veterano de 62 años que desafió el frío y se vino al Estadio por una sola razón: "Tengo problemas de corazón y no debería estar acá chupando frío, pero no podía faltar el día que la hinchada le iba a brindar su homenaje al contador. Mi familia me decía que lo mirara por la tele pero al final me dejaron venir con mi nieto (Patricio, 22 años) para que me cuidara".
El veterano "manya" que pese a no ser socio siempre apoyó a Damiani, dejó otra reflexión: "Hace unos días falleció este muchacho Ramos, un hombre joven que también se había enfrentado a Paco, y ahora se nos va el contador, así que los que te dije deben estar contentos".
Claro que también encontramos carboneros disidentes en nuestra recorrida por la tribuna. Ernesto (42 años) y Teodoro (53), dos habitués según dicen ("salvo cuando juega en el interior no nos perdemos un partido del 'manya'"), atribuyen al contador los fracasos de los últimos años: "Fue un gran presidente pero hasta hace un tiempo, porque después le erró feo en unas cuantas cosas y metió al club en un lío bárbaro y por eso no le ganamos a nadie -dice Ernesto- aunque también hay que reconocerle que con él ganamos una Libertadores y el quinquenio". Teodoro asiente con su cabeza las palabras de su amigo y agrega que "se tendría que haber ido antes, por la puerta grande, en vez de irse así, después de tantos fracasos".
Gustavo (47) fue el único de nuestros entrevistados que estuvo en el sepelio del presidente: "Yo al contador le agradezco mucho todo lo que hizo por Peñarol, por eso estuve en el cementerio y de ahí me vine para acá a alentar a Peñarol, y en homenaje al contador tenemos que salir campeones".
EL HIJO
Según Marcelo (29), "se nos fue el contador pero quedó el hijo, que creo va a hacer una gran presidencia porque sigue los pasos del padre. Ya está haciendo cosas buenas como esa amnistía que va a salir para los socios, y yo voy a volver porque me había borrado hace unos años, no por estar en contra de Damiani sino porque no podía pagar la cuota".
En cambio Laura (27) de la misma generación que su amigo Marcelo, discrepa en que Juan Pedro vaya a hacer una buena labor al frente del club: "Juan Pedro no existe, no tiene nada que ver con el viejo, quiere parecérsele pero nada que ver, si hasta fuma habanos para parecerse al viejo. Además quiere copiarle a Macri. No existe, ni lo comparen con el viejo que fue un grande".
Para Fabio (19) y Andrés (17), que por su edad recuerdan poco de los momentos más gloriosos del Peñarol de Damiani, como la Libertadores de 1987 y el quinquenio de 1997, igualmente el contador significó algo así como un líder. "¿El viejo? un genio, lo más grande que hay", dice Fabio y argumenta que "con él ganamos el quinquenio y le ganamos mil clásicos a las gallinas", y su amigo Andrés aporta que "cuando estuvo con las pilas puestas Peñarol era grande en América, después el viejo se jodió la cadera y se complicó, pero igual seguía metiendo huevos por Peñarol".
Y elegimos a una familia para cerrar el recorrido por la Ámsterdam. Joaquín (41) y Adriana (36) se vinieron al Centenario con sus pequeños "manyas" Ezequiel (7) y Ernestina (4). Ninguno de ellos es socio pero todos son fervientes defensores de la causa. El padre de la familia reconoce lo que aportó Damiani a su club aunque le recrimina que "en los últimos tiempos se había puesto caprichoso y se peleaba con todo el mundo. Pero hay que decir también que cuando el contador estaba mejor de salud y era más joven, le dio muchas glorias a Peñarol".
Su esposa Adriana discrepa porque entiende que "cuando Paco Casal se llevó a los jugadores él hizo lo que había que hacer, se enfrentó a ellos que son lo que manejan todo y por eso a Peñarol le fue mal, porque lo mataron los jueces. ¿Pero qué iba a hacer? Estuvo bien".
Fue la tarde en la que la Ámsterdam lloró, no por los 6 goles de River sino por la muerte del contador. |
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